coronavirus

Durante una epidemia, la del coronavirus o cualquier otra, necesitamos afrontar la enfermedad con el propio cuerpo y a la vez como parte de un colectivo (cuerpo social). La salud no solo es sentirnos bien individualmente sino que implica colaborar con la estabilidad social. Es un tema ético también.

La información en estos días llega demasiado rápido y es difícil discernir la veracidad de las noticias, de las publicaciones, de los incesantes chats. Pero, ¿qué puedo hacer para mantenerme con salud física, mental y emocional durante la proliferación de una epidemia?

Además de seguir las indicaciones de las autoridades, el yoga me ofrece muchas herramientas para atravesar esta situación crítica ya que es esencialmente una disciplina de prevención.

El objetivo del yoga es crear una base de salud lo suficientemente sólida como para que mi cuerpo pueda resistir los embates de los virus y demás microorganismos o la reacción a cualquier alérgeno.

Cuando practico yoga, desvío la atención puesta en encontrar o consumir medicinas hacia el cómo mantener mi cuerpo lo más sano posible. Aprovecho los propios recursos internos de mi cuerpo. Así podré reducir al mínimo la necesidad de ser hospitalizada o de necesitar antibióticos, desinflamatorios, vacunas y otros químicos que trabajan en una parte de mi cuerpo, generalmente en detrimento del resto de mi integridad.

El coronavirus y la fantasía del mundo aséptico

Últimamente la ciencia y la tecnología parecen perseguir un objetivo a mi parecer absurdo: encontrar la cura de todas las enfermedades.

Como si eso fuese posible en un planeta que cambia constantemente y en una realidad vital que se ve afectada por la interacción de innumerables factores sociales, económicos, biológicos, medioambientales, psicológicos, climáticos y hasta culturales.

Sí, sin duda con la ciencia podemos mejorar ciertas situaciones, pero es absurdo creer que lograremos vivir en un entorno totalmente aséptico y libre de peligros. Es por esto que cultivar una base de salud óptima resulta tan importante, porque nos hace fuertes frente a la imprevisibilidad de la vida – y de algunos virus como los coronavirus.

Surge en mi interior entonces el sentido de responsabilidad hacia mí misma y hacia mi propio bienestar.

Uno de los primeros pasos para generar esa base de salud integral es la escucha.

Aprender a escuchar mi cuerpo para saber si hay algo que se está debilitando o cambiando, cuáles son los puntos vulnerables en cada momento, cuál es el verdadero origen de mis malestares físicos.

De esta manera lograré enfrentar cualquier tipo de enfermedad o dificultad lo antes posible, lo cual puede marcar una gran diferencia en la mayoría de los problemas de salud, especialmente en esta epidemia de coronavirus.

Dos prácticas que te ayudarán a escuchar tu cuerpo (no sólo ahora con la crisis del coronavirus sino ¡siempre!)

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Ejercicio #1: La planta

Sentada en una posición cómoda te concentras en la respiración. Con cada inhalación vas estirando tu tórax, tu espalda y tu cabeza hacia arriba, como una planta que crece.

Con la exhalación no bajas ni te encorvas, sino que mantienes la misma postura.

En la inhalación sucesiva intentas estirarte un poquito más. Quizá desde afuera no se perciba el cambio, pero si te concentras lo sentirás claramente por dentro, en tu columna vertebral, en tu cuello, en tus hombros y tu pecho.

Respira de esta manera por lo menos cinco veces. Al finalizar relájate y observa tus sensaciones internas.

Puedes encontrar una descripción más detallada de este ejercicio en el manual de respiración “Cambiar Aires”.

coronavirusEjercicio #2: El despertador

Elige un ejercicio físico corto, puede ser una postura de yoga de tu predilección, el saludo al sol o una secuencia que hayas aprendido en pilates, danza o cualquier otra práctica.

Lo importante es que sea un ejercicio que requiera de un cierto esfuerzo para tu cuerpo, sin ser agotador. Lo suficiente como para que te active y te sirva de “despertador” por la mañana, una especie de “café físico”.

Realízalo cada mañana, sin falta.

Cada día observa tu cuerpo mientras haces los movimientos. Quizá un día sientas una zona del cuerpo más bloqueada, más fría o más caliente. Quizá otro día te cueste más la respiración o el equilibrio, puede que sientas molestia en alguna parte.

Otros días el ejercicio fluirá haciéndote sentir potente, enérgica y equilibrada. Es importante que no juzgues, sino que te limites a observar las diferencias. De esta manera irás desarrollando esa escucha ecuánime y sutil que te permitirá mantener tu salud.

En mis manos y en las tuyas (bien lavadas con jabón) está la fortaleza para enfrentar cualquier crisis de salud, la del coronavirus o cualquier otra.

Silvia Consolini

Silvia Consolini

Instructora de Yoga, Fundadora de My Yoga Pranayama y autora del Manual de Respiración «Cambiar aires. Respirando hacia tu nueva vida». Se ha dedicado al estudio del hatha yoga desde el 2001, siguiendo los preceptos de reconocidos gurús en distintos lugares del mundo. Esto le ha permitido integrar los aspectos más relevantes de cada enseñanza en un recorrido orgánico y flexible, adaptable a los más diversos contextos. Además posee un certificado TTC del Yoga Institute de Mumbai, durante sus viajes a la India ha desarrollado un conocimiento directo de las técnicas respiratorias de Pranayama por medio de su estadía en centros como el ashram de Sivananda en Kerala. Desde el 2009 imparte lecciones y talleres de yoga.

Te invitamos a escuchar el nuevo episodio del podcast «Ser siendo con Nadir Chacín».

Durante una epidemia como la del coronavirus podemos sentir una inquietud tremenda y es posible que nos visiten emociones difíciles como el miedo, la tristeza o la ira. Estas emociones disparan estados perturbadores más complejos como la ansiedad, el pánico, la desesperación o el estrés. En este episodio encontrarás 10 estrategias para mantener la calma durante la epidemia y el periodo de confinamiento.

 

Si todo el mundo practicara Yoga, las farmacias tendrían que cerrar.

B. K. S. Iyengar

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