En los cursos de Mindfulness para la Salud y Mindfulness para el Estrés hacemos hincapié en que el bienestar personal empieza por aprender a relacionarte de una manera diferente con los procesos de salud y enfermedad. A petición de una de nuestras alumnas hemos decido escribir este artículo sobre la aceptación y su rol en el proceso de sanación.

aceptación

La salud no es la ausencia total de enfermedades. La salud es un proceso, por lo tanto no es algo estático. Se refiere a un estado en el cual nuestro organismo puede hacer todas sus funciones normalmente en un momento determinado. La pregunta más interesante sería: ¿Qué significa “normalmente” cuando hablamos de salud?

Como todas las otras expresiones de nuestra condición de seres sintientes, la salud es susceptible al cambio constante, aunque no lo notemos plenamente. Está “en movimiento”. Una vez leí que cada 7 años nuestro cuerpo cambia todas sus células por unas nuevas. El proceso que permite que renovemos las células de ese modo siempre está activo, no se detiene nunca. Es el ritmo de la vida, que siempre sucede con o sin nuestro permiso.

Esto es relevante cuando reflexionamos sobre la salud y la enfermedad individual. ¿Por qué? Porque el bienestar tiene que ver con lograr un equilibrio en el que nos encontremos más cómodas y con el menor sufrimiento posible dentro de nuestro estado actual de salud/enfermedad.

Necesitamos ver la salud de una manera más integral como una forma de relacionarnos con nuestro ser completo: sensaciones físicas, emociones, pensamientos, comportamiento, hábitos, etc. Al verla así nos hacemos co-partícipes en el proceso de estar vivas y de vivir, no somos más víctimas de las cosas que nos pasan.

El centro de control y la salud

Las personas que se relacionan de una manera más amable y armoniosa con su estado de salud/enfermedad son personas que tienen la percepción subjetiva de que los eventos de su vida ocurren como efecto de sus propias acciones. Las personas que dejan su salud ciegamente en manos de los médicos y creen que son víctimas de sus enfermedades tienen una relación más conflictiva con su estado de salud/enfermedad. Esto es crucial para la sanación.

La percepción es subjetiva y por lo tanto se puede modificar. Las quejas sobre tu condición de salud no te permitirán curarte más rápido; creo que eso ya lo sabes. Sobre lo que hay que trabajar con ahínco es el punto de vista (la perspectiva), el lugar en el cual te colocas para entender, analizar o vivir tu estado de salud/enfermedad en cada momento de tu vida.

El centro de control de la percepción está dentro de ti, no afuera de ti. La aceptación pasa por entender qué puedes hacer para cambiar tu calidad de vida ahora y accionar las soluciones pertinentes. No se trata de resignación. La resignación es una actitud pasiva y la aceptación es una actitud activa.

Aceptando

La aceptación en el caso de un dolor de espalda, por ejemplo, dice “entiendo que ahora no puedo levantar peso y no lo levanto; voy a hacer estiramientos cada hora mientras trabajo en la computadora; debo cambiar el colchón para dormir mejor” y la resignación dice “más nunca seré una persona normal; no conseguiré trabajo con esta espalda como la tengo; ¿por qué a mí?”.

Es muy sencillo distinguirlas, sólo tienes que prestar más atención (mindfulness) a tus discursos mentales, a las cosas que te dices a ti misma sobre tu salud/enfermedad.

Estar en control de una situación implica saber que el centro de control está en ti, en tu percepción. Por más mala que sea una situación siempre puedes decidir tomártela de una manera diferente. No hablamos de subvalorar tu condición de salud o de hacer “como que no existe”.

Hablamos de entender que, aunque ahora tienes la salud/enfermedad que tienes, mientras sigas respirando aún quedan cambios por hacer para vivir mejor y con menos sufrimiento. Al re-conducir amablemente nuestra forma de interpretar las experiencias aseguramos salud, nos disponemos de forma activa hacia la sanación.

La paciencia es la mejor amiga de la aceptación

La salud, al ser un proceso, está sujeta a la impermanencia de todas las cosas. Si la enfermedad que ahora tienes no tiene cura, tu forma de pensar sobre esa enfermedad sí la tiene. Invariablemente, si haces ese cambio de percepción tu salud mejorará, aunque sigas teniendo la enfermedad. Y si la enfermedad tiene cura, lo más seguro es que logres superarla si cambias tu manera de percibirla, de interpretarla y de sentirla. La decisión es tuya.

Cada vez que nos entregamos inconscientemente a un diálogo mental con nuestra salud damos “rienda suelta” a cualquier tipo de elucubración mental sobre lo que nos pasa. ¡Y podemos ser muy creativas cuando se trata de imaginar cosas terribles y amenazantes!

La tendencia de la mente humana es la divagación, por eso en los cursos de Mindfulness hablamos de “ponerle riendas” a la mente. Así podrás, poco a poco, con la práctica orientar tus pensamientos hacia maneras de pensar los procesos de salud/enfermedad que te faciliten la sanación. Además es el método más eficaz para encontrar soluciones que mejoren tu calidad de vida ahora y ponerlas en marcha.

Dime de qué te quejas…

Las quejas nos alejan de las soluciones. Cada vez que estés preocupándote por tu salud/enfermedad hazte preguntas sobre las soluciones y no te detengas a “imaginar” o “reimaginar” los problemas. Como la preocupación es un hábito arraigado -y tenemos mucho tiempo practicándolo- necesitas cultivar la paciencia y la amabilidad cuando estás intentando modificar la tendencia (habitual) de la mente.

La preocupación es una obsesión con el pasado y la ansiedad es una obsesión con el futuro. Cuando tenemos una enfermedad solemos viajar con demasiada ligereza y necedad hacia el pasado y hacia el futuro.

Imaginamos escenarios. Recreamos viejos estados de ánimos que nos hunden en la depresión relacionada con nuestro estado de salud.

La ansiedad y la depresión están íntimamente relacionadas y suelen aparecer la una después de la otra y en casi todos los procesos de salud y enfermedad. Eso sucede porque tenemos resistencia a aceptar lo que nos sucede en el presente.

Esta resistencia es una actitud reactiva de la mente, del cuerpo y del corazón hacia la realidad: “ahora nuestra salud no es la que desearíamos”.

Eso nos devuelve al punto de origen: la salud es un estado en el cual nuestro organismo puede hacer todas sus funciones normalmente en un momento determinado. ¿Qué es “normalmente”? ¿Normalmente para quién? La normalidad es una referencia que nos ha sido impuesta. ¿La salud normal cuál es?

Cuál es el objetivo de tu vida

A mí me gusta pensar que mi objetivo es vivir con el menor sufrimiento posible. Y como el sufrimiento es un asunto mental, mi objetivo es trabajar sobre mis percepciones y adecuarlas a una “filosofía” de vida que sea más amable conmigo misma, con o sin la presencia de la enfermedad, con o sin la presencia de la salud.

Ya se han hecho muchos estudios, por ejemplo, sobre el efecto que tienen nuestras creencias sobre la percepción del dolor. Se sabe que el dolor tiene un componente subjetivo e individual de mucho peso. Ese componente subjetivo es lo que hace que el dolor se convierta en sufrimiento. El dolor a veces es inevitable, el sufrimiento no.

Cuando estaba escribiendo este artículo recordé la promesa que solemos decirnos mutuamente cuando nos casamos: “en la salud y en la enfermedad”. Haciendo una analogía: la aceptación es amarte a ti misma tanto en la salud como en la enfermedad. Cásate contigo. Prométete que no te dejarás sola nunca, pase lo que pase.

Tu vida con o sin enfermedad sigue siento tu vida. Tú con o sin enfermedad sigues siendo la única persona que puede ser tu cómplice, tu amiga, tu marida, tu esposa, tu psicóloga, tu todo. La aceptación no es una meta que se obtiene una vez y ya se logró.

La aceptación se ejerce a cada instante aceptando el presente y accionando las soluciones a los problemas. El amor incondicional, sin condiciones, también se conjuga gerundio y es una acción. No es una idea, ni una forma de pensar. Te amas cuando estás amándote y la expresión de ese amor son los comportamientos amorosos que tienes hacia ti misma.

Vigila, entonces, lo que te dices a ti misma sobre tu salud/enfermedad porque eres tú quien primero te escucha.


Nadir ChacínNadir Chacín

Fundadora de mindfulnessparamujeres.com, Antropóloga con Maestría y estudios de Doctorado en Antropología y con Especialización de Postgrado en Género, Diversidad Familiar y Tecnologías (Universidad de Barcelona, 2017), Profesora certificada de Mindfulness Respira Vida Breathworks, Maestra (Shihan) en Gendai Reiki Ho, Escritora y Conferencista motivacional, Practicante budista dentro del Movimiento Triratna desde 2012, Bloguera en temas de crecimiento personal desde 2007, Organizadora de los meetups Barcelona Mindfulness para Mujeres Meetup, La red de lavanderas y Practicando Mindfulness en Barcelona, Autora del libro “Senderos de paz. Deja de sobrevivir y dirige tus pasos hacia el amor y la felicidad” sobre Budismo Zen y Física Cuántica publicado por Santillana México. Más información · Spreaker (Podcast) · Foto: Anaís Gandiaga.


4 comentarios
  1. Muy lindo el concepto de casarnos con nosotras mismas en la salud y en la enfermedad 🙂

  2. Hoy leyendo, más detenidamente, acerca de usted, con admiración y que continúe su labor, investigando, enseñando, divulgando, ayudando, a un mejor vivir !

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